domingo, 2 de septiembre de 2012

INVIERNO… y algo más

Huele a humedad desde mi habitación. Ha llovido. No sé si sigue lloviendo pero ese olor me recuerda a las frías tardes de invierno donde uno se pasa el día viendo la tele, leyendo o simplemente disfruta del calor que transmiten los radiadores de su casa. La sensación de frío, de estar desprotegido, cuando sales a la calle. Ves como todos los árboles están secos, sus hojas han caído en otoño y todo lo de alrededor parece más triste, más melancólico, más aburrido. El abrigo no pesa, es más es tu aliado, sin él todo sería mucho peor. A nadie le gusta pasar frio. Es una sensación muy mala, muy desagradable que te hace pensar en querer morir, en olvidarte de todo. Solo piensas en lo bien que estará la gente en sus casa, tan calentitos. No puedo para de andar; las manos se me congelan, las orejas ni las siento, la nariz me duele y mis dientes tartamudean sin cesar. ¡Dónde está ese calor que tanto necesito! ¡Dónde está ese abrazo que tanto anhelo! El invierno se aproxima y con él la soledad. Esta vez viene antes de tiempo, para quedarse incluso más. Las nubes traen dolor, los rallos se convierten en recuerdos y la lluvia en lágrimas que mis ojos alojan en su interior; se congelan y no salen, no pueden, pero la tormenta no se va. El sol no sale. ¿Dónde están esos días de verano? Se perdieron a medida que fui caminando. La cálida arena que podía sostener entre mis manos se me ha ido escapando poco a poco y lo malo es que no ha dejado rastro. La lluvia vuelve a cegarme, tengo frío y mi piel sufre, tiembla… “¡Corre!” Mi corazón grita pero sigo inmóvil. “¡Corre!” Doy un paso y mi corazón se acelera, las nubes me persiguen, la lluvia no cesa, los rayos retumban en mi cabeza. No para, no encuentro el sol. La luna sale pero no veo estrellas, no veo el cielo. Caigo al suelo. La tristeza me rodea, todo es negro. No termina ni terminará hasta que alguien venga, hasta que una estrella brille, hasta que el sol vuelva a salir… (Necesito encontrar a esa persona)… ©